El euro, se dice, tiene defectos graves de diseño
institucional. Y estos defectos de nuestro sistema monetario podrían estar
detrás de que países como Reino Unido o, en especial, los Estados Unidos de
América, se estén defendiendo con mayor facilidad que la Eurozona en esta
crisis que dura ya más de cuatro años. Este asunto estuvo muy en boga hace
aproximadamente un año, especialmente entre los comentaristas económicos del
otro lado del Atlántico, y comoquiera que la zozobra económica de los países
del euro persiste, mantiene aún su vigencia. Por ejemplo: lo de “defectos
graves de diseño institucional” lo tomo, literalmente, de un artículo de
opinión de Ignacio Sánchez Cuenca publicado en El País el pasado 18 de
septiembre.
Así que, efectivamente, los problemas de un sistema
monetario mal concebido podrían estar pasándonos factura a nosotros, los
europeos del euro. No digo yo que no pero tengo la sensación de que debe de
haber algo más. Y es que no me puedo quitar de la cabeza la idea de que la economía se mueve no tanto a base de dinero como de energía. Así que,
centrándome en Estados Unidos y la Eurozona, me surge la siguiente pregunta:
además de la mayor o menor gravedad de los defectos del sistema monetario y
otros factores institucionales, ¿hay diferencias importantes en cuanto a la
situación energética?. Veamos algunos datos.
Tomo del Statistical Review of World Energy 2012 de
BP las series de producción de energía primaria de los últimos 20 años
(1992-2011) clasificadas por tipos de fuente: petróleo, gas natural, carbón,
energía nuclear, hidroelectricidad y otras renovables. Utilizo los valores en
mega toneladas equivalentes de petróleo (Mtep), de manera que los puedo agregar
para obtener el total de energía primaria producida. Sí, lo sé, esta agregación
es imperfecta. Por una parte las fuentes de energía no son completamente
intercambiables: no podemos hacer volar un avión con electricidad y menos aún
con carbón. Y también están las pérdidas de conversión: 1 Mtep de carbón
utilizado para producir electricidad en una central térmica rinde algo así como
0,4 Mtep de electricidad mientras que 1 Mtep de electricidad hidráulica,
nuclear o eólica es 1 Mtep de energía primaria. Sin embargo, creo que la
agregación no deja de ser una referencia adecuada para lo que quiero mostrar.
Lo que quiero mostrar es la comparación entre la producción
y el consumo de energía primaria de cada economía. El consumo de energía
primaria es también el agregado de petróleo, gas, carbón, nuclear, etc. que
consume una economía en un periodo de tiempo. Veamos, para empezar, qué pasa en
Estados Unidos:
En el gráfico, las bandas de colores representan producción
y la línea roja consumo. El espacio en blanco que queda entre ambos es lo que podríamos llamar déficit de energía primaria. Vemos que la economía estadounidense consume más
energía primaria que la que produce. En
2011 necesitó una importación neta de energía primaria del 20% del consumo. Es mucha energía, si
bien el ratio ha mejorado sustancialmente en los últimos años: en 2007 fue del
30%. Esta mejora hay que atribuirla en parte a la estabilización o incluso
reducción del consumo (y aquí entra la consabida crisis) y en buena medida a la
reciente puesta en explotación de los yacimientos de gas de esquisto o shale
gas (mediante la controvertida
tecnología de fractura hidráulica o fracking).
¿Y qué tal la zona euro? Pues ahí va el gráfico:
En la zona Euro el desfase entre producción y consumo de
energía primaria es tremendo. Y no tiene visos de mejora: sólo las renovables
están creciendo de forma sustancial pero representan una fracción mínima
del total. Así que la economía del euro depende completamente de fuentes
externas de energía. Por ejemplo: en 2011 el déficit de energía
primaria representó un 65% del consumo. Comparado con el 20% de Estados Unidos
es una diferencia más que notable.
No quiero decir con esto que la escasa disponibilidad de
energía sea la explicación de todos los males de la economía de la Eurozona.
Pero vivimos una época de escasez energética, escasez, no me cansaré de
repetirlo, relativa: necesitamos cantidades enormes de energía para mantener el
funcionamiento de nuestra civilización. En otras palabras: vivimos en una
época de carestía energética. En un contexto así depender de fuentes
externas de energía complica mucho las cosas. Y si no, imaginemos por un
momento que fuera Estados Unidos el que necesitara un 65% de energía primaria
del exterior o que los países del euro pudiéramos autoabastecernos en un 80%. O
que de repente apareciera un yacimiento gigantesco de petróleo y los precios volvieran
a los 30 dólares por barril de los primeros años 2000.
Fuentes:
El artículo de Ignacio Sánchez Cuenca que cito es La gran confusión y está en:
El artículo de Ignacio Sánchez Cuenca que cito es La gran confusión y está en:
http://elpais.com/elpais/2012/09/17/opinion/1347878655_731776.html
Los datos del BP Statistical Review of World Energy 2012 se pueden descargar en:
http://www.bp.com/sectionbodycopy.do?categoryId=7500&contentId=7068481Los datos del BP Statistical Review of World Energy 2012 se pueden descargar en:
Ya hasta te permites jugar con el lector aplicando técnicas de novela negra, como cerrar el capítulo con un golpe de efecto. ahora sólo veo minas y más minas de carbón..
ResponderEliminarSencilla pero buena entrada!
Hola Bicho. Gracias por tu elogio literario, seguramente poco merecido. Un saludo.
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