martes, 24 de abril de 2012

Los pascuenses enloquecieron

Eso es lo que me dijo un amigo cuando, mientras comentábamos la historia del colapso de la cultura pascuense, intenté establecer paralelismos con nuestra civilización actual: "pero los pascuenses enloquecieron". Y así quedo zanjada la cuestión.
El ejemplo de la isla de Pascua se utiliza con frecuencia para ilustrar el riesgo de sobreexplotar los recursos naturales en un entorno limitado. Una versión plausible de la historia vendría a ser más o menos como sigue.
Hacia el año 900 de nuestra era, en la culminación de las migraciones polinesias hacia el Este, un grupo alcanzó la isla de Pascua. Encontraron una isla cubierta de bosques en la que se establecieron y permanecieron aislados hasta que en el siglo XVIII navegantes europeos dieron con la isla. La sociedad que se desarrolló a partir de ese asentamiento disfrutó de técnicas bastante avanzadas para el cultivo de la tierra, para la cría de gallinas y para la construcción barcos de pesca a partir de troncos de árbol. Todo esto, complementado con la caza de aves y la recolección de otros productos en los bosques, les permitió producir alimentos para sostener una población de varias decenas de miles de personas.
Y además debían de tener tiempo libre, porque en algún momento comenzaron a levantar moáis, esas enormes esculturas de piedra de una sola pieza, tan características, que desconcertaron a los exploradores europeos y aún hoy siguen desconcertando a muchos visitantes.

Un grupo de moáis en la isla de Pascua
El caso es que los moáis hicieron furor. Tal vez unos clanes y otros comenzaron a rivalizar sobre quién tenía más o mayores moáis, tal vez los jefes locales vieron en ellos una forma de reforzar los símbolos de su poder, tal vez, simplemente, los pascuenses disfrutaban construyendo o contemplando moáis. Lo que sí es seguro, a juzgar por la cantidad de ellos que se conservan, es que su producción se disparó. Pero la moda del moái acarreó graves consecuencias. La construcción de moáis consumía mucho trabajo y muchos recursos. Entre ellos, significativamente, árboles. El transporte de las enormes estatuas desde las canteras hasta los lugares donde se colocaban se realizaba sobre deslizaderas de madera cuya construcción exigía talar un gran número de árboles. También las cuerdas, necesarias para tirar de las estatuas y para armar las estructuras de madera, se obtenían a partir de la fibra de la corteza de los árboles. La industria del moái acarreó  la sobreexplotación de los bosques de la isla hasta su completa desaparición: cuando los europeos encontraron Pascua no había ni un sólo árbol en ella.
Sin bosques, la sociedad pascuense se desplomó. Los suelos se erosionaron y la capacidad de producción agrícola se redujo drásticamente. La pesca de altura cesó en cuanto los barcos viejos no pudieron ser remplazados. Dejó de haber cuerda y madera. Dejó de haber caza y los otros alimentos silvestres. El drástico empobrecimiento trajo hambre y guerras que diezmaron la población. Los europeos que arribaron a Pascua en el siglo XVIII encontraron unos pocos miles de habitantes viviendo de una agricultura primitiva en una isla sin un sólo árbol y llena, en cambio, de unas misteriosas estatuas cuya autoría parecía difícil de atribuir a los autóctonos.
Así que, efectivamente, “los pascuenses enloquecieron”: ¿a qué sociedad se le ocurre cortar hasta el último árbol de la isla que les sostiene para erigir unas estatuas absurdas, acabando así con la fertilidad de la tierra, con la posibilidad de pescar y con otros muchos recursos necesarios para mantener su modo de vida?.
¿Podemos despachar la cuestión tan fácilmente?. A mí me parece que no. El enloquecimiento de los pascuenses es muy fácil de reconocer desde nuestra perspectiva actual. Por una parte, sabemos de antemano el resultado: la cultura pascuense colapsó. Por otra, el sistema de valores de esa cultura nos es totalmente desconocido y esto nos impide poner en su contexto las acciones calamitosas que condujeron a su colapso. ¿Por qué eran tan importantes los moáis?
Imaginemos por un momento que en unas pocas décadas nuestra civilización colapsa (no lo permitan los dioses) y que dentro de algunos siglos unos exploradores de una civilización extraterrestre encuentran nuestro planeta. Imaginemos que, asombrados ante los vestigios de nuestra civilización, se ponen a investigar y acaban por descubrir, entre otras cosas, que:

Un grupo de moáis del S. XXI
a) Acabamos en poco más de 150 años con unas fabulosas reservas de petróleo.
b) Aproximadamente la mitad de esas reservas las consumimos en unas pocas décadas, fundamentalmente para producir energía, cuando disponíamos de tecnología para utilizar la energía solar, conocíamos los gravísimos efectos sobre el clima del uso energético de los combustibles fósiles y habíamos inventado materiales fabulosos que sólo se podían producir a partir del petróleo.
c) Fabricábamos innumerables objetos para ayudarnos a trabajar, hacernos la vida más cómoda o simplemente divertirnos, pero los diseñábamos intencionadamente para que duraran poco tiempo y hubiera que tirarlos a la basura.
d) Deforestamos buena parte de nuestras selvas para cultivar soja, que empleábamos para alimentar vacas que servían para que los más favorecidos pudieran permitirse una dieta con exceso de carne.
e) Sabíamos que las dietas con exceso de carne provocaban serios problemas cardiovasculares.
f) Empleamos enormes cantidades de recursos y talento para producir y mantener armamento nuclear en cantidades suficientes para acabar varias veces con toda nuestra especie.
g)  Etc.
Seguramente esos exploradores del futuro concluirían “los humanos enloquecieron”. Y tal vez se preguntarían ¿por qué era tan importante el crecimiento económico?

Fuentes:
La historia de la civilización pascuense está basada en la descripción que aparece en Collapse, de Jared Diamond.
La foto de los moáis está sacada del artículo moái de wikipedia en español con la siguiente referencia: Seven moai at Ahu Akivi. Picture taken by Bjarte Sorensen.

martes, 3 de abril de 2012

Argentina

Desde hace unas cuantas semanas nos llegan noticias acerca de los problemas que está teniendo YPF, la petrolera argentina controlada por Repsol, con las autoridades de aquel país. Los gobiernos provinciales están retirando, una tras otra, las licencias de explotación de la petrolera. El motivo que se alega, según los medios, es que la empresa no está realizando las inversiones necesarias para mantener o incrementar la producción. En esas condiciones prefieren, lógicamente, cambiar de concesionario.
En los medios que he leído (todos españoles, he de decir) suele enfocarse la cuestión como un supuesto conflicto entre YPF y el gobierno argentino. Este, probablemente, estaría hostigando a la petrolera como parte de una estrategia para acabar nacionalizándola.
Algunos datos podrán, tal vez, arrojar algo de luz sobre la cuestión. En el gráfico 1 se muestran las series de producción y consumo de petróleo anuales de Argentina, desde 1970 hasta 2010. Se puede ver como en 1980 Argentina pasó de importar petróleo a exportarlo y como la producción creció notablemente y de forma sostenida entre 1990 y 1998, en el que alcanzó un máximo. A partir de ese año la producción de petróleo del país austral inició un declive continuado que se prolonga al menos hasta 2010.

 
Gráfico 1. Evolución de la producción (barras) y consumo (línea verde) de petróleo en Argentina, 1970-2010.
El declive de la producción de petróleo coincide, a partir de 2002, con un aumento del consumo, coincidente con la recuperación económica del país tras el “corralito”. La situación actual es tal que en muy pocos años el consumo podría alcanzar la producción y Argentina perdería su posición exportadora. Parece natural, por tanto, que las autoridades argentinas estén preocupadas.
Por otra parte, Repsol se hizo con YPF precisamente en el año 1999, primer año del declive de la producción. YPF es la principal petrolera del país, así que tal vez esa coincidencia no ayude a disipar las preocupaciones de las autoridades argentinas. ¿Puede ser que Repsol haya descuidado sus inversiones en YPF hasta el punto de que la producción petrolera argentina se haya resentido tanto como para decaer continuamente durante 12 años seguidos?
En el gráfico 2 se muestra de nuevo la serie de producción anual de petróleo en Argentina, esta vez junto con el precio del barril de petróleo. Vemos que en el año del máximo de producción el barril de petróleo cotizó a un precio mínimo. Vemos también que el declive de la producción coincide con una escalada de precios, que alcanzan valores hasta 4 y 5 veces superiores a los de 1998.

 
Gráfico 2. Evolución de la producción de petróleo de Argentina (barras) y precio del petróleo (línea roja), 1970-2010.
Me vuelvo a preguntar: ¿puede ser que Repsol haya descuidado sus inversiones en YPF hasta el punto de renunciar a enormes beneficios en un mercado alcista? Yo me inclino a pensar, más bien, que estamos de nuevo ante un caso de declive natural de unos yacimientos de petróleo que ya no dan más de sí. Pero esto no es más que una conjetura.

Fuentes:
Los datos de los gráficos 1 y 2 provienen BP Statistical Review of World Energy June 2011