domingo, 3 de noviembre de 2013

La fe de Milton Friedman

Creo que no me equivoco si digo que el modelo de mercado competitivo está en el centro de la teoría económica vigente. El modelo nos muestra el mercado como un sistema que se autorregula: la oferta y la demanda se ajustan a través de la formación del precio y de este modo se alcanza un equilibrio en el que los recursos disponibles se asignan a unas tareas productivas y no a otras de la manera más eficiente posible. Esto forma parte del bagaje básico de cualquier economista y, hoy por hoy, en versiones más o menos simplificadas, casi del de cualquier lego medianamente informado. En cambio, sobre el grado en el que el modelo constituye una representación completa de la realidad, es decir, del comportamiento de los mercados reales cuando se dejan evolucionar espontáneamente, creo que no hay tanto consenso. El modelo de mercado competitivo es muy atractivo (los modelos son así, ya se sabe): equilibrio, asignación eficiente de recursos, etc. Por eso, entre los economistas, cuanto mayor es la capacidad que atribuyen al modelo, más "pro-mercado" es la visión que tienen de la realidad.

En el extremo pro-mercado del espectro podemos situar, sin duda, al célebre economista y premio Nobel Milton Friedman (1912-2006). Así que su opinión sobre los problemas del agotamiento de los recursos, la carestía energética o los límites físicos al crecimiento, o sea, lo que viene siendo el tema de este blog, puede ser una referencia interesante. Y para conocer esa opinión creo que viene muy al caso una conferencia que pronunció en San Francisco en 1978, con el título The Energy Crisis: a Humane Solution.

La conferencia, muy interesante, está pronunciada en el tono de confianza y seguridad propios del que se sabe buen orador y además se considera en posesión de la verdad (incluso entre los autores de su descubrimiento, diría yo en este caso). Comienza con un brillante golpe de efecto. El lector que quiera oír la conferencia sin perderse la sorpresa puede saltarse el resto de este párrafo. El caso es que Friedman nos lee un texto escrito en 1865 por el célebre economista británico William Stanley Jevons en el que ha sustituido, sin advertir a la audiencia, la palabra "carbón" por la palabra "petróleo". Jevons estaba muy preocupado por cómo la supremacía económica del Reino Unido dependía de la abundancia de carbón, un recurso que consideraba, con acierto, agotable y, erróneamente, insustituible. El texto trucado, por tanto, suena a tremenda actualidad en 1978, con la primera crisis del petróleo todavía coleando. Cuando Friedman desvela la autoría y el truco el oyente no puede por menos que conceder que algo de ridículo hay en esa obsesión que tenemos algunos por el agotamiento de los recursos. 

Con esto, la audiencia queda preparada para recibir el núcleo duro de la línea argumental. Una línea argumental que, sucintamente y con un punto de ironía (para el que considero me da licencia el tono de la conferencia) vendría a ser como sigue. Los ingenieros y los científicos pueden esforzarse cuanto quieran en elaborar previsiones, más o menos objetivas o más o menos condicionadas por quién sabe qué intereses ocultos, sobre cuántas reservas nos quedan de tal o cual recurso y cómo de complicado va a ser encontrar sustitutos cuando se agote. Estas estimaciones tienen muy poco valor real. La cuestión clave reside en "lo que podríamos llamar la diferencia entre la forma de pensar de los economistas y la forma de pensar de los ingenieros". Porque si hacemos el análisis según la la forma de pensar de los economistas llegamos a conclusiones bien distintas y mucho más pertinentes. Por ejemplo: "desde un punto de vista económico, el petróleo no es un recurso agotable".

¿Cómo nos lleva la forma de pensar de los economistas (siempre según Milton Friedman) a esta sorprendente conclusión? Pues bien, lo primero que tenemos que saber es que según el modelo de mercado competitivo los precios de los activos reflejan toda la información disponible sobre el valor futuro de dichos activos. La formación del precio en un mercado constituye un "mecanismo de ajuste" en el que "está en el interés de cientos o miles de millones de personas hacer sus mejores conjeturas sobre el futuro, en el cual es innecesario tener ningún plan, en el cual se dispone de un mecanismo automático de ajuste a medida que los acontecimientos se desarrollan". Y una vez encumbrado el precio de mercado a la categoría de oráculo supremo, basta con comprobar que (en 1978) los precios del petróleo, o en general de la energía, han ido disminuyendo paulatinamente a lo largo de la historia reciente para certificar la inagotabilidad de estos recursos, al menos desde el punto de vista económico. Porque si un recurso es agotable, en el futuro será más escaso y, por tanto, más caro, así que aquellos que disponen de él preferirán no ponerlo en el mercado esperando esos precios más altos, lo cual se traduce en una menor oferta actual y, por tanto, en incremento de precio. Esto es lo que pasa con los cuadros de Rembrandt, nos dice Friedman, un recurso indiscutiblemente finito. Y a mí se me hace cuesta arriba asimilar la analogía entre una cosa tan sumamente prescindible para la mayoría de las personas, como es un Rembrandt, con otra tan sumamente necesaria para cualquier actividad económica, como es la energía. ¿Qué escenarios de precios futuros imaginan los actores del mercado si prevén un contexto de escasez acuciante de energía?

Eso sí, en el análisis de la evolución del precio hay que descontar los efectos manipuladores de los cárteles y los de las intervenciones perniciosas de los gobiernos. Y así Friedman dedica una buena parte de conferencia a explicarnos cómo la actuación de la OPEP a partir de 1973 encaja perfectamente con la lógica de funcionamiento de un cártel a la luz de la teoría económica y cómo décadas de política energética intervencionista del gobierno de Estados Unidos no han hecho sino empeorar el problema en ese país. Aquí voy a hacer una breve digresión, porque esta cuestión también me suscita una duda. La política económica de los Estados Unidos de América arrastra una larga tradición intervencionista, no sólo en las cuestiones energéticas, como bien ilustra Friedman en su conferencia, sino en muchos otros aspectos. Aún así, la larga historia de éxito económico de Estados Unidos es incuestionable. De hecho hoy en día sólo una economía parece amenazar su supremacía económica: China Y resulta que China tiene un gobierno tremendamente intervencionista. ¿Cómo se las apañan estas economías para crecer como lo hacen a pesar de la sobrecarga de sus gobiernos, tan empeñados en distorsionar los mecanismos del mercado?¿Tal vez la intervención de los gobiernos en la economía no sea necesariamente tan perniciosa?

En fin, retomando el hilo, Milton Friedman parece presentarnos el pensamiento económico como una forma de pensamiento superior, que permite refutar las predicciones agoreras de científicos e ingenieros preocupados por el problema de los recursos limitados. "La inventiva, los descubrimientos, la innovación" permiten "descubrir sustitutos para los recursos naturales, [...] aprender a utilizarlos de forma más eficaz, a reciclarlos". Siempre, por supuesto, que dejemos al mercado actuar para que el mecanismo del precio genere los incentivos adecuados. Que la inventiva, los descubrimientos y la innovación suelan venir de la mano de los mismos científicos e ingenieros cuyas preocupaciones debemos desoír no deja de resultarme paradójico.

M. King Hubbert, en un extenso estudio publicado en 1962 con el título de Energy Resources. A Report to the Committee on Natural Resources, predijo que la producción de crudo alcanzaría su techo hacia 1970 en Estados Unidos y hacia el año 2000 globalmente. En la reunión fundacional de la ASPO (Association for the Study of Peak Oil & Gas), en Uppsala (Suecia) en 2002, se concluyó que la producción mundial de crudo alcanzaría su techo en 2010 y que esto acarrearía graves problemas económicos a nivel mundial. Estas predicciones se han cumplido con bastante aproximación. Si aplicamos el tipo de análisis que nos propone Milton Friedman a la evolución de los precios del petróleo hoy, y no en 1978, creo que la conclusión no podría ser otra: desde un punto de vista económico, el petróleo sí es un recurso agotable. Los científicos e ingenieros que acabo de citar, y otros muchos, lo anticiparon con mucha más antelación. Ninguno de ellos se sirvió del pensamiento económico para sus análisis. Tal vez a partir de aquí se pueda profundizar un poco más en lo que, según Friedman, "podríamos llamar la diferencia entre la forma de pensar de los economistas y la forma de pensar de los ingenieros".

No sé si Milton Friedman tiene actualmente mucho peso académico entre los economistas, pero es uno de los "gurús" del neoliberalismo, una ideología que parece propugnar que el mercado es la única institución legítima en la que los ciudadanos podemos intervenir en los asuntos que nos afectan a todos, que nuestra capacidad de intervenir, entonces, consiste en manifestar nuestra disposición a comprar y vender bienes o servicios en función de nuestros intereses individuales y que, además, eso es lo que nos hace libres. Una ideología para la que los tiempos revueltos que estamos viviendo son terreno abonado: en muchos países avanzados los gobiernos se están viendo obligados a recortar en los servicios que tradicionalmente venían prestando, la política alcanza día a día cotas de descrédito más elevadas, gobiernos con una fuerte tradición democrática dedican esfuerzos enormes a una actividad de espionaje global que recuerda a los peores tiempos de la Stasi, con el pretexto de proteger nuestra seguridad. A mí me parece que muchos de los problemas que estamos atravesando podrían ser los síntomas de la crisis de una civilización que necesita crecer para funcionar pero que no puede crecer indefinidamente dentro de un sistema limitado. Y si así fuera, me temo que la fe en el mercado, como la de Milton Friedman, no nos va a sacar del apuro. 

Fuentes:

La conferencia de Milton Friedman puede verse aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=WjdJH-KrxKE
Las citas entrecomilladas de este artículo están tomadas de dicha conferencia, según mi propia traducción. 

2 comentarios:

  1. Hola, estoy leyendo con enorme interés todos tus artículos, desde los más antiguos. Me parece que el análisis que haces de la situación es muy acertado. El hecho de que sea un lector reciente hace que escriba comentarios en entradas ya antiguas, espero que eso no te incomode.
    Al hilo de este artículo, me gustaría hacer una puntualización que estimo pertinente. En este te refieres a Friedman como poseedor de un premio Nobel de economía, al igual que lo has hecho anteriormente con Krugman. Hay que decir que no existe tal premio Nobel de economía, si no que es el "premio del banco de Suecia en ciencias económicas en memoria de Alfred Nobel"
    https://es.wikipedia.org/wiki/Premio_en_Ciencias_Econ%C3%B3micas_en_memoria_de_Alfred_Nobel
    Aunque en un principio pueda parecer excesivamente tiquismiquis por hacer esta diferenciación, entiendo que tiene gran importancia, pues revela los intentos (en este caso, apoyándose en el prestigio de los premios Nobel) de hacer aparecer la economía como una ciencia "dura", al nivel de las matemáticas o la física, cuando en mi opinión, entra mas bien en la categoría de las pseudociencias, o como mucho, de las ciencias sociales.
    Saludos.

    Salvador.

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    1. No me incomoda sino todo lo contrario que leas y comentes las entradas antiguas o recientes. Muchas gracias.
      Sí, soy consciente de la diferencia entre los premios Nobel y el "nobel" de economía, pero para bien o para mal los economistas han logrado que se extienda la denominación "nobel de economía" y que casi todo el mundo identifique ambos premios. No quería yo meterme en esa polémica, pero bienvenida sea tu puntualización.

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